Real Madrid: El fútbol es un chicle a punto de romperse

yoabló Rodri de cansancio físico y mental precisamente en la semana del estreno del nuevo formato en la Champions: más equipos, más partidos, más dinero, más cansancio, más lesiones, menos espectáculo. Al día siguiente Javier Tebas le dio la razón y volvió a denunciar un calendario sobrecargado. Todo esto sucedía la semana en que el lunes se jugó un partido de la 5ª jornada de LaLiga, el martes un partido adelantado de la 7ª jornada, el miércoles un partido atrasado de la 3ª jornada, el jueves otro partido adelantado de la 7ª jornada, y, por fin, el viernes un partido actualizado de la 6ª jornada, el sábado otros cuatro encuentros, el domingo cuatro más y el lunes 23 un último choque. Despachada del tirón esa 6ª jornada, el martes 24 (tres choques), el miércoles 25 (dos) y el jueves 26 (tres) se disputarán los otros ocho partidos restantes de la 7ª jornada. El viernes 27 le tocará el turno a un partido de la 8ª jornada, el sábado habrá cuatro, el domingo otros cuatro y el lunes uno. Como es probable que a estas alturas se hayan perdido, lo resumiremos: 18 días ininterrumpidos de fútbol en el campeonato español, que si se detiene es sólo porque los dos días siguientes vuelve a tocarle el turno a la Champions.

Asumida la evidencia de que entre todos se están cargando el fútbol y que nadie, empezando por UEFA y FIFA en su condición de teóricos garantes de la salud de los jugadores, quiere ceder un ápice de su cuota en el suculento reparto del pastel económico, surgen muchos interrogantes. ¿Están dispuestos los futbolistas a plantarse para lograr una reducción de partidos que inevitablemente va a conllevar un recorte de sus elevadísimos ingresos? ¿Es suficiente maduro y solidario un gremio formado por 65.000 miembros de los que sólo un porcentaje inferior al 5% forma la elite que sufre esa excesiva carga de trabajo? ¿Renunciarán las autoridades, en su incompatible condición de reguladores del juego y organizadores de competiciones de clubes, a sus torneos de reciente creación (UEFA con el Mundial de clubes y FIFA con la Nations League)? ¿Están tomando conciencia por fin los jugadores de que son ellos, los futbolistas, quienes sostienen la industria del fútbol y no al revés? ¿Qué papel va a desempeñar el proyecto de la Superliga en este conflicto como medida de presión? Si se llega a una huelga, ¿a qué competiciones afectaría el parón: a las de clubes a nivel nacional, internacional o a las de selecciones? ¿Hasta cuándo seguirán dando por bueno los aficionados el flagrante descenso de la calidad del juego en paralelo al incremento del precio de las entradas?


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